En 1907, Montessori tuvo la oportunidad de aplicar sus ideas y métodos en la Casa dei Bambini, o Casa de los Niños, en un barrio de bajos ingresos en Roma. Este fue un centro educativo revolucionario que ofrecía a los niños un entorno estructurado y estimulante, lo que les permitió desarrollar habilidades de forma independiente. El éxito de esta primera escuela, donde niños desfavorecidos mostraron una notable mejora en aprendizaje y comportamiento, la llevó a refinar y expandir su método. Montessori observó que cuando los niños eran libres para elegir sus actividades dentro de un entorno preparado y enriquecedor, mostraban una concentración profunda y un amor natural por el aprendizaje.